(Algunas) duras críticas de la prensa sobre ‘Canciones Prohibidas’
✎ 30 de Septiembre de 1998. Texto: Elsa Fernández-Santos (El País)
Extremoduro edita ‘Canciones prohibidas’, un disco que insiste en sus propuestas subversivas
El grupo iniciará el próximo mes de marzo una gira por toda España.
El grupo de rock Extremoduro presentó ayer en un local de okupas de Madrid su nuevo disco, Canciones Prohibidas. Un trabajo en el que el grupo liderado por Roberto Iniesta proclama a la brava sus habituales inquietudes en temas como Golfa, Su Culo Es Miel o Villancico Del Rey De Extremadura. «Soy poeta antes que rockero. Poeta, siempre poeta», afirmó ayer Iniesta, más conocido entre sus fieles como El Robe. El músico, que defendió la autonomía del grupo frente al mercado, añadió: «Soy rockero porque si fuera sólo poeta nadie vendría a escucharme.»
Extremoduro se considera un grupo ‘prohibido’, a pesar de las cifras de su anterior disco (150.000 copias vendidas), del éxito masivo de sus actuaciones y de la capacidad de convocatoria de periodistas (que ayer abarrotaron el mismo local de okupas donde el grupo presentó su anterior trabajo) ante la salida del nuevo disco. El líder del grupo, con un aspecto de hermitaño alejado de todo glamour rockero y al grito de «¡Preguntad, cabrones!», justificó el título de su disco afirmando: «Vivimos en un tiempo de prohibiciones, somos gente prohibida, con pensamientos prohibidos y canciones prohibidas… Que Extremoduro se convierta en un producto de los medios de comunicación, pues, básicamente, me la suda, y que vendamos muchos discos, pues me parece de puta madre.»
El nuevo disco incluye un total de nueve canciones. En el Villancico Del Rey De Extremadura, cantan: «Y no me importa/ que los reyes ya no vengan para mí,/ con que vengan los camellos/ soy, bastardos, más feliz.». Y en Autorretrato: «Soy yonki, soy chuloputa, traficante y delincuente…/ soy amante del alcohol.»
«Las letras son algo muy personal, a veces ni yo mismo las entiendo», explica Iniesta. «No sé lo que quiero decir. Muchas letras las tiro, no se las enseño a nadie porque me dan vergüenza. Para mí escribir canciones es como empalmarme, no lo controlo. En este disco hay letras duras, otras blandas y otras muy bonitas.» El cantante y compositor, más afable de lo que aparentan sus palabras, añade que el éxito le ha servido, sobre todo, para hacer lo que quiere: «Yo hoy vengo aquí, cumplo y se acabó. Informo del nuevo disco y ya paso de todo. Antes perseguía a los periodistas y si tenía una entrevista estaba emocionado. Ahora sólo cumplo y tengo tiempo, mucho más tiempo. Puedo salir, sentarme, dormir y liar, que es lo que debe hacer un poeta. O sea, todo es más guay.»
Canciones Prohibidas es el primer disco de Extremoduro -un grupo de rock duro con cerca de una década de existencia- tras el éxito de Agila, el trabajo que en 1996 les lanzó definitivamente a la popularidad. El grupo, que insiste en que siguen siendo los mismos («pasamos de todo, y a nuestro rollo»), ha editado un disco recopilatorio para intentar captar al mercado norteamericano. «Nunca cantaremos en inglés porque hay que cantar en el idioma que uno piensa y, además, yo a estas alturas no estoy dispuesto a empezar de nuevo.»
✎ 30 Septiembre de 1998. Texto: Diego A. Manrique (El País)
Mercadotecnia ‘radikal’
Hasta 1996, Extremoduro provocaba espanto y embarazo en los medios profesionales de la música, sentimientos ampliamente compartidos en su propia discográfica. Con Agila, se acabaron las muecas y los desprecios. Gracias a colaboradores como los bilbaínos Platero y Tú, Iniesta conseguía plasmar musicalmente una serie de arrebatadas canciones que hablaban descarnadamente de su condición. La garra de estas confesiones atrapó a un público amplísimo (y socialmente variado), atraído por lo que sonaba a pura verdad en medio de una oferta de poses y montajes. Resultaba conmovedor acudir a conciertos de Extremoduro y comprobar que era la primera experiencia del rock en un recinto grande, para un buen porcentaje de los asistentes. A continuación, Robe ordeñó despiadadamente la vaca de su recién adquirida popularidad. Si sus nuevos seguidores le percibían como un drogota incoherente y blasfemo, él les daba ese personaje sin esforzarse mucho. Si sus conciertos tenían fama de caóticos, no había por qué disculparse por los desastres. Su programa vital parecía no ir más allá de pillar, en todos los sentidos.
Creyéndose en estado de gracia -¡todo vale!- Robe publicó un disco en directo bajo el poético título de Iros Todos A Tomar Por Culo; a punto estuvo de sacar un segundo volumen, convencido de que tenía una hinchada lo bastante verde para ignorar que esas grabaciones se compran y apenas se escuchan. Terminada la etapa de las giras a saco, se volvió a encerrar en el estudio con sus colegas vascos y ha elaborado su primera colección de temas inéditos en casi tres años. Misteriosamente titulada Canciones Prohibidas, esta entrega sigue fielmente el patrón temático y musical de Agila. Igualmente rotundo en sonido y sentimientos, el parto del disco ha debido ser duro, ya que únicamente contiene ocho canciones (más un descerebrado Villancico Del Rey De Extremadura, cuyo subtítulo -Vaya puta mierda de villancico- revela que hasta el autor es consciente de su función de relleno).
A Robe se le permite todo. Su nihilismo visceral le exime de controles de calidad o de cualquier otro tipo. Según expresa en Esclarecido, los críticos musicales merecen estar en el mismo contingente que los curas, los jueces o los funcionarios de prisiones. Se le han olvidado los empleados de banca, a los que antes espantaba pero con los que ahora debe tener una relación cordial: alguno de ellos debería explicarle el cuento de la gallina de los huevos de oro.